viernes, 31 de agosto de 2012

Quizá tengas razón...

(Mar 12:32) Entonces el escriba le dijo: "¡Bien, Maestro! Has dicho la verdad que uno es Dios, y no hay otro fuera de él. 
 (Joh 4:24) "Dios es Espíritu. Y los que lo adoran, deben adorarlo en espíritu y en verdad". 
 (Rom 1:25) Cambiaron la verdad de Dios en mentira, y adoraron y sirvieron a las criaturas antes que al Creador, que es bendito por los siglos. Amén. 
 (Joh 17:3) "Y ésta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien tú has enviado.

 Quizá tengas razón. Quizá así sea: tal vez ni remotamente me he aproximado a la verdad. A la única verdad, la verdad que me indique ¿Qué hago aquí? ¿Qué hacemos aquí todos: ustedes, yo, el cielo, el sol, las galaxias, los pobres, los despojados, los "endemoniados", los "justos", los inmorales, los ricos, los religiosos, los Científicos, los agnósticos, los hijos de Russell, las iglesias, Roma, Babilonia, los venados, los canes, los delfines… Los Osos de Chicago… el Nuevo Orden, las partículas sub-atómicas, la Física Cuántica… los Judíos, los Católicos, los "Dioses", y las "Diosas", el tiempo infinito. Los Agujeros Negros. La Gnosis, las Religiones… Quizá todos los profetas sean como José Arcadio Buendía, y el final del Libro de la Vida, sea como está escrito en "Cien Años de Soledad" de Gabriel García Márquez. O irreal y producto de la imaginación, como nos insinúa Jorge Luis Borges en su literatura extraña, mágica y sofisticada. Quizá sea verdad lo que está escrito en Colosenses 1:16… o quizá Jehová es un Demiurgo. Y el amor de DIOS solamente es un slogan de propaganda para aumentar la dosis de opio, sin que lo notemos, y sigamos soñando en que viene la Justicia de DIOS sobre los malos, y la recompensa sobre los "escogidos" entre tanto que unos cuantos "privilegiados" nos siguen ¡Jodiendo la vida!

Quizá, predicamos para que la vida se haga menos miserable a aquellos que solo esperan consuelo sin esforzarse para nada, ni buscar nada. Quizá Jesús es el Hijo de Dios, y somos tan malvados que lo rechazamos como lo hicieron los fariseos y los saduceos. Quizá nuestros bajos apetitos (llamarlos instintos animales, sería ofensivo para las bestias) llamados concupiscencias [del latín concupiscentĭa] de la carne, es lo que nos lleve a sentir apego por "la vida", y miedo por la muerte. Y la culpa, es la verdadera razón de ser de "dios".

Quizá los hombres de Ciencia modernos, solo son modernos Alquimistas en la búsqueda de la "Piedra Filosofal" para transmutar el plomo en oro, y el "Elixir de la Vida". Dos cosas que los místicos, y los magos charlatanes y los "representantes y ministros de Dios" nos ofrecen por una antigua ruta alterna a la que nos marca la Medicina, la Física y la Farmacología.

Quizá tengas razón, y yo ni conozco al Mesías Hijo de Dios, o tú prediques al mito que forjaron los magos de la más remota antigüedad. A ese, que en Egipto se llamó Osiris, y en Sumeria Tammuz, o para los griegos Adonis, y que las legiones romanas adoptaron de Persia bajo el nombre de Mithra (y que conste que faltan otras advocaciones y avatares del mismo falso "hijo del Dios"). Quizá tu cristianismo sea más un mazdeísmo, ignorándolo tú. O tu Escatología esté fundada en conceptos gnósticos, o en esoterismo, que en la Verdad (y tú ni lo percibas). O la Verdad solo pueda ser percibida bajo condiciones extáticas.

Quizá la profecía sea simple adivinación, y se valga de conocimientos astronómicos, pues dice la Escritura que Dios puso las lumbreras para que fueran señal de los tiempos, el día y la noche. La guía necesaria para conocer los tiempos de siembra y siega de antiguas culturas agrícolas. Y que los sacerdotes convirtieron en rito y culto. En religión. De ahí que los intérpretes de la profecía al buscar señales en los cielos en realidad estén poniendo en uso la Astrología, sin que lo confiesen abiertamente.

Quizá engañados, hemos adorado a lo largo de siglos, a Satanás, pensando que nos postrábamos delante del verdadero dios. Y lo hemos llamado Baal, y lo hemos reconocido en glifos de los cuales buscamos desesperadamente conocer el significado y la pronunciación correcta porque encierran todo el poder del Universo.

 Quizá en la desesperación que produce la injusticia y el abuso de los fuertes, esté el por qué necesitamos un mesías, "alguien" nos rescate y nos haga justicia. Y que al final termine por ser un falso mesías. Pero eso sí… mis errores en la búsqueda de la verdad, se los debo: a lo despreocupado que viví los años de mi vida, decepcionado por la hipocresía de los mojigatos y "persignados", y a estar convencido que podría hallar a Dios sin buscarlo teniendo "buenas intenciones" y "un buen corazón". Después, cuando ya interesado por buscar a Dios, lo que hallé fue confusión y mentira; mentira y confusión, y superstición e ignorancia, y que la "Casa de Dios" es un mercado donde todos hablamos a la vez y nadie se entiende, donde hay quien vende y quien compra "fe, perdón y vida eterna".

Hallándome solo en mi búsqueda, he venido dando tumbos, pasando por la misma criba: paradigmas y fe, temblando de miedo y de incertidumbre porque nada de lo que me enseñaron en las "Iglesias" se aproxima siquiera a la razón y la verdad. Desengañado porque mi "salvador" es una pálida sombra que se proyecta dentro de la cueva de Platón. Y Dios, como lo enseñan en las religiones y lo asientan las Escrituras, es un perverso Demiurgo, creador de un universo caótico e imperfecto. Y miedo ante la falta de certidumbre acerca del destino final de los hombres... Sin embargo:

¡Mira si no es Misericordioso y Real El que Es y Vive! Que a pesar de mi incredulidad, de la confusión, de comprobar en reiteradas ocasiones que todos desobedecen el mandamiento de Dios, quitando y poniendo a la Escritura; Que en medio de este profundo dolor, de la decepción y el miedo… ahora tengo paz. Y tengo paz. porque El vive. El es mi paz, y la fuente y sustento de mi vida. Esto, no sé cómo te lo podría explicar, pero. Es la verdad. Lo demás, es confusión de palabras, y vano esfuerzo, y aflicción de espíritu.

(1Ki 19:12) Tras el terremoto vino un fuego. Pero el Eterno no estaba en el fuego. Y tras el fuego, un silbo apacible y suave. (1Ki 19:13) Cuando Elías lo oyó, cubrió su rostro con su manto. Salió y se paró a la entrada de la cueva. Y llegó a él una voz que dijo: "¿Qué haces aquí, Elías?"

יעקב בן ציון
Carlos Fernando Herrera López
Médico.

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