jueves, 25 de junio de 2009

Un encuentro con tu Redentor

A un joven predicador le oí decir algo semejante a esto: "si tuvieras un encuentro, (un choque) con un tren, sería imposible que tu vida no fuera transformada por algo semejante… pues bien, sería imposible que tuvieras un encuentro con YAHOSHÚA BEN ELOHIM, y tu vida no fuera transformada" fragmento de la predicación "Por el Camino Angosto" by Paul Washer.

Uno de tantos días de tu vida sucede que te confronta tu realidad: has gastado tu tesoro: tu vida, en deleites, has traspasado los límites de la decencia, has derramado tus días como se deja caer el agua de lluvia desde el cañón del tejado: a torrentes, has abusado de tu pobre organismo, llenándolo de contaminación con el humo del tabaco, con los vapores del alcohol, con las noches en la vigilia de la disipación bohemia, o mirando ocioso la televisión plagada de mensajes insulsos, o francamente nocivos, has llenado de basura tu mente con información falaz, con pensamientos obscenos o soeces. Te persiguen las consecuencias de tus errores, tus angustias, tus frustraciones, tus insuficiencias, tus culpas, tu cinismo, tus vergüenzas; la escasez producto de tu indolencia o de torpes decisiones; la justicia te pisa los talones, te respira en la nuca de manera tal que un estupor de horror, te corre desde los cabellos hasta la punta de los pies. Has vivido sin freno y sin ley desde que decidiste que no tenías que rendirle cuentas de tus actos ¡A nadie! Has pasado horas de soledad y angustia, has deseado llorar sin llegar a comprender a qué tienes miedo. Ya no tienes argumentos para eludir tu responsabilidad en el terrible fracaso que es tu vida. O no tienes fuerzas para seguir luchando contra el tren de adversidades que has tenido que sortear desde pequeño. El tropel de infortunio ha vaciado la última gota de tu paciencia, y de tus deseos de vivir. Te sabes incompetente, no encuentras la ruta de salida, no hay puertas, solo muros. Estás a solas contigo mismo, y el bagaje acumulado tiene un lastre que no puedes llevar a cuestas, o no te deja respirar; se han agotado tus artimañas, tus astucias, ya no hay caminos para salir por tus propios medios. Y sucede, que recuerdas la parábola del hijo pródigo, ese mismo relato que no conoces a ciencia cierta, (y mucho menos comprendes) pero evocas. Y como él, vuelves en ti, y piensas: volveré a la casa de mi Padre, y le diré: "Perdóname Padre; he pecado contra el Cielo, y contra ti, recíbeme como el último de tus siervos". (a cambio de pan, y refugio) Y súbitamente crees: "He tenido un encuentro con Jesús, hoy me he salvado de morir" Y principia tu caminar por nuevos caminos, eres un recién nacido a quien se debe alimentar, vestir, a quien se le asiste para que pueda mantenerse limpio, atender si se siente solo, enseñarle los rudimentos, para que comience a caminar, a hablar, y a conducirse. Eres dependiente de aquellos que te alimentan y te guían, del carácter de quienes te enseñan los primeros pasos, y de la calidad del alimento que te dan para nutrir tu alma.

Luego, por múltiples y variadas circunstancias; empiezas a desandar el camino, tu vieja naturaleza comienza a luchar por no morir; porque la vida en Cristo es morir a la carne, y amas demasiado tu carne para cederla tan fácilmente. El mal ejemplo que recibes te sirve de pretexto para no dejar tus vicios y tu condición de hombre o mujer caído. Alabas con los labios, pero tu corazón está lejos de tu ELOHAI. Si además no has sido alimentado y cuidado con corrección, eres un débil enfermo, proclive a recaer, a resfriarte, a desfallecer al punto de estar al borde de morir. Entonces, sucede…

La misericordia y el amor de YAHWEH, que no se han apartado de tu vida, aumenta el cuidado que tiene de ti, por lo valioso que eres para ELOHIM; tanto, que fuiste comprado por precio de sangre. La misma sangre que después de haber clamado por ella para tu redención; generalmente la has tenido en poco, volviendo a tus vómitos, (el que lee, entienda). Así YAHWEH en su justicia, te sacude como a trigo, te mete al fuego, donde gimes al ser expuesto a él (si el hierro gime); a golpe de martillo: -porque hierro con hierro se aguza- eres templado, moldeado, desmenuzado como un vaso de barro que aun muestra sus imperfecciones por dentro y por fuera. Eres zarandeado por las tempestades, sacudido por los vientos, sometido y humillado para que comprendas la fragilidad de tu condición humana, y tu total dependencia de su JESED (gracia). YAHWEH ELOHIM te hace entender que ÉL te ha tomado por hijo, y te disciplina para que aprendas obediencia y sabiduría, y salgas de todo ello como oro o plata afinado, sin la escoria que merman tu valor.

Así, de tu interior comienza a fluir nuevo aliento de vida, y a correr ríos de agua viva. Sientes que comienzas a amar por encima de tu propio entendimiento, aun a aquellos por quienes solo habías experimentado envidia, recelo o rencor. Vives la paz que te permite perdonar a aquellos que en otro tiempo no pudiste, aunque no todos se añadan a la lista el mismo día, pues aun eres imperfecto. Pierdes el deseo egoísta de vivir cómodamente. Tus logros, tus metas, y tus puntos intermedios, van perdiendo importancia ante tus propios asombro, y dejas de preocuparte torpemente por el día de mañana. Comprendes la futilidad de tus afanes, y cómo habías desperdiciado una vez más la provisión que YAHWEH te dio. Y tu prioridad vez a vez, es hacer aquello para lo que fuiste enviado, tu esfuerzo es más decidido a hacer la Voluntad de YAHWEH antes de tus propios pensamientos, y tu itineriario. Comienzas a tener mayor disposición a reconocer las abominaciones que aun te eran ocultas, aumenta tu fuerza para resistir al mal, o tu inteligencia para huir de lo malo, y la decisión para tomar cualquiera de estas dos alternativas, antes de ser sorprendido en tu debilidad, y en tu simpleza. Si te caes, te levantas con mayor rapidez, y sigues adelante, sin el cinismo y descaro que te caracterizaba. Los demás adquieren otra óptica delante de tus ojos, y otro valor en tu corazón. Entiendes que amarte a ti mismo, no significa regodearte en tus concupiscencias o tu egocentrismo, sino guardarte de hacer lo malo. Comienzas a ver con mayor claridad todas las cosas, extendiéndote hacia lo que está al frente, prosigues a la meta. Trabajas responsablemente en tu transformación, sabiendo que la RÚAJ HAKADOSH (ESPÍRITU APARTADO)-y no tu inteligencia- es tu guía, y la DAVAR (Palabra) de YAHWEH, tu escudo, y tu EMUNAH (fe) tu fuerza. Entonces, comprendes que has tenido tu verdadero encuentro con tu Redentor, y nada, ni nadie podrá hacerte dudar de ello. Porque un encuentro con YAHOSHÚA no es una experiencia mística, ni un fenómeno esotérico, donde gimes y te retuerces por efectos de una risa histriónica; a pesar que los falsos maestros te pinten de oropel y luces,sus abominaciones y artilugios, estimulando tus sentidos para engañarte. -¡YAHWEH ES PODEROSO QUE CREÓ TODAS LAS COSAS CON SU SOLA PALABRA!, y hace arder la leña mojada, y hace descender su SEJINÁ, como ÉL quiere, que ante Su voz los demonios huyen y tiemblan; que no necesita de bufones, ni saltimbanquis, ni respalda hechiceros-.
Cuando los otros miran tu vida transformada de veras; y amas, y alabas con todo el corazón y todas tus fuerzas EL NOMBRE DE YAWHEH,con el espíritu y no con tus sentidos; tienes la certeza (aunque te llamen loco), de que Aquel que comenzó la obra en tu vida, la completará fiel a Su promesa. Solo entonces habrás tenido un verdadero encuentro con YAHOSHÚA. Solo entonces comenzarás a vivir la plenitud del Primer Amor.

YAHWEH BENDIGA TU VIDA.
OMÉIN VE OMÉIN

martes, 9 de junio de 2009

TESHUVÁ (תשובה)

En la palabra inspirada por YAHWEH y traída a la humanidad por medio de sus NEVIIM (profetas), constantemente se nos recuerda volvernos a Di-s, pues Israel tanto como nosotros, (o viceversa) constantemente nos extraviamos por caminos que son contrarios a la voluntad perfecta de Di-s. Si bien, de Di-s hemos recibido inmerecidamente la libertad de decisión; Di-s, trazó un camino perfecto de buenas obras (MAASIM TOVIM) que conduce a vivir una vida llena de bendiciones, equitativa para todos: en oportunidades, pruebas, y metas, a través del cual, aprendemos a amar a Di-s, y a nuestro prójimo, lo mismo que a nosotros mismos. Ese camino, es la buena voluntad de Di-s, agradable y perfecta.

No es indispensable hacer un profundo estudio hermenéutico para aceptar, en base de una sencilla y sincera observación, que la tendencia habitual de las personas es a sacar ventaja, en saciar sus apetitos egoístas y desmedidos, en codiciar lo que no se tiene, sin mirar la bondad de lo que se posee; mentir para evadir una responsabilidad o una consecuencia; menospreciar o alimentar prejuicios respecto de sus semejantes; ser dominantes, egocéntricos, buscando el poder, por el placer que produce. La exacerbación de estos aspectos, nos pone en el límite de actuar contra la voluntad de Di-s, la cual, generalmente traspasamos, bien por impulso, o bien con toda la premeditación consciente de estar haciendo lo malo; que rompe aun con los esquemas éticos y morales de la humanidad, ya no digamos los mandamientos (MITZVOT). Cuando las consecuencias de nuestros actos malos, se vuelven en nuestra contra, o nuestra conciencia nos incomoda no permitiéndonos vivir tranquilos, tenemos que hacer un acto reflexivo y tomar una decisión: Cambiar el rumbo de nuestra vida. La religión, lo llama ARREPENTIRSE, los profetas de YAHWEH, lo llamaron TESHUVÁ.

El diccionario define la palabra arrepentimiento como sigue: Sentimiento de la persona que se arrepiente de algo. Arrepentirse: del latín tardío repaenitere. Sentir pesar por haber hecho o dejado de hacer algo. Diccionario Larousse. La palabra arrepentimiento entonces entraña un sentimiento desagradable derivado de las consecuencias de haber hecho algo mal, o de haber omitido hacer lo bueno; entraña la necesidad de pagar las consecuencias del error, conlleva culpabilidad y remordimiento, pesar, miedo a un castigo. En la religión, la forma de desahogar este sentimiento, se encausa a través de la confesión ante un sacerdote, pedir perdón a Dios, y se suple la restitución al ofendido, por medio de la penitencia que el sacerdote considera suficiente para sufragar la culpa. El firme propósito de “nunca más pecar”, y culmina, haciendo las paces con Dios.

Hacer TESHUVÁ, consta de los siguientes pasos: Reflexión profunda, contristarse, restitución, y cambio. En el judaísmo es la forma de expiación por el pecado. De acuerdo con la ley judía, si alguno comete pecado, puede ser perdonado, del tal pecado, si hace TESHUVÁ, el cual incluye: 1. Dejar de cometer el acto prohibido, 2. Confesar delante de Di-s, 3. Pedir perdón y 4. Hacer algo por el afectado, por ejemplo, restituir lo robado, o aliviar el dolor del ofendido.

Literalmente TESHUVÁ significa: retornando. En la antigüedad, al expandir en Asia Menor las enseñanzas de los apóstoles, en ese universo culturalmente helenizado, se encontró un equivalente griego para TESHUVÁ, en la palabra griega METANOIA, (cambio de mente). Por eso se nos enseña que el arrepentimiento entraña un cambio de mentalidad, a pesar, que esto no está contenido en su definición. Es por esa razón que conceptualmente, al cristiano le queda una especie de híbrido estéril derivado del empalme de la palabra arrepentimiento derivada del latín, con la palabra griega metanoia, por lo cual no se le encuentra el punto de juntura. Para evitar esta hibridación, YAHWEH DI-s, nos dio por medio de sus NEVIIM (profetas) una palabra que en sí misma encierra, un proceso inmediato, compuesto de los cuatro pasos sucesivos ya comentados, y un proceso continuo: retornando; o sea, media vuelta al camino que se llevaba, dejando atrás las cosas del mundo, y retorno por el que se debe ir, volviendo los ojos (y los pasos) hacia Di-s.

Además, como vimos, en el arrepentimiento, el concepto de cambio, se queda en un simple intento, porque un propósito no es igual a un compromiso; propósito es algo que generalmente se abandona o bien ni siquiera se inicia, por lo cual con frecuencia se convierte en algo inalcanzable. Nada sucede, no hay compromiso subsecuente. Por otra parte, la religión (sin distinción de culto, secta o tradición) le resulta propicio para su “clientelismo”, crearnos un espacio de comodidad cínica, que es integrado por el círculo vicioso: pecado-culpa-arrepentimiento -paces con Dios (vía penitencia, o vía un torcido concepto de la Gracia)-pecado. Llevándonos a los creyentes abusar de la misericordia de Dios, o a vivir en culpabilidad y derrota, y en dependencia idolátrica, en una forma de vida, SIN COMPROMISO con Di-s. (Nótese que intencionalmente he venido escribiendo Dios, y Di-s en momentos intencionadamente específicos, para resaltar una diferencia entre ambos, pues no todo lo que el hombre llama Dios, es Di-s).

El método de Di-s, hacer TESHUVÁ es una acción continua, en una dirección específica, es un caminar constante retornando hacia Di-s. Se retorna a un lugar, cuando ya antes se había estado ahí, o cuando es el lugar de procedencia. Lo que indica que toda criatura procede de ÉL, y que ÉL nos atrae a SI MISMO desde el principio de nuestro caminar por la vida. Somos contristados en el espíritu, cuando el ESPÍRITU DE Di-s, nos redarguye de pecado, cuando hemos tomado consciencia de haber actuado mal, de haber transgredido el mandamiento, la Voluntad Perfecta de Di-s, es la RUAJ HAJADOSH la que nos lleva a hacer una profunda reflexión, pues el hombre por sí mismo es insensible por su naturaleza caída. El alma (NEFESH) teme al castigo, se sabe culpable, está dispuesto a confesar para descargar su conciencia, y clama a su Dios, pide perdón, Di-s es movido a JESED (Misericordia) y otorga el perdón. Y espera el compromiso del pecador, que se aparte de su pecado, y vuelva sus pasos hacia Di-s.

El ministerio de YAHOSHÚA (o YESHÚA) fue precedido por el llamado a TESHUVÁ, de Juan el Bautista, que fue el mismo llamado constante de nuestro MASHIAJ (Mesías) para la restauración de Israel, y que fue continuado por los apóstoles, y extendido a las naciones gentiles. (GOYIM) Pero ni el llamado a TESUVÁ de Juan concluía con la TEVILÁ, (bautismo en agua), ni el llamado de YESHÚA a TESHUVÁ se acaba en su muerte en el madero, ni el llamado a TESHUVÁ de los apóstoles, se termina en la imposición de las manos, y el “¿ahora qué?” que parece vivir la Iglesia.

En la antigüedad se ofrecían holocaustos y sacrificios para la expiación del pecado, lo que era solo una sombra del MAHSIAJ que había de venir. En YAHOSHUA BARUJ ‘U SHMO (BENDITO SU NOMBRE) fue cumplida la JUSTICIA (TZADAK) de YAHWEH nuestro Padre, del cual todos procedemos. (Y al Cual, no todos hemos vuelto). Quien preparó las buenas obras para que anduviéramos por ellas, y nos dio SU PALABRA para que fuéramos, preparados en todo para ser aptos para esas mismas buenas obras.(MAASIM TOVIM)

Por eso, a diferencia del método de la religión, el método de Di-s, nos lleva a un proceso de TESHUVÁ que no es ambiguo; que no nos deja en el fuego de la culpabilidad.
¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada, cuyo pecado es cubierto! Salmo 32:1;
Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Romanos 5:1-2

Pero no nos tolera en el cinismo de la falta de compromiso al cambio del espíritu de nuestra mente, que nos conduce a persistir en nuestros pecados.
Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional. Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto. Romanos 12:1-2
Y nos lleva de vuelta a buscar el Rostro de YAHWEH: y se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, y oran, buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14