sábado, 30 de mayo de 2009

Una voz en mi interior

Mientras miraba las vistas panorámicas del área del Muro de las Lamentaciones en YERUSHALAIM, una voz en mi interior me llevaba a pensar lo mucho que mi corazón ha deseado conocer YISRAEL, y YERUSHALAIM en particular. Lo digo porque vivo la EMUNAH en EL NOMBRE, la EMUNAH de YAHOSHUA HAMASHIAJ (Jesucristo). Y porque mi ELOHAI es YAHWEH, ELOHAI de AVRAHAM, ELOHAI de ITZJAK, ELOHAI de YAAKOV, y porque he recibido carta de adopción como hijo de ELOHAI, por la DAM de YAHOSHUA, y he sido injertado en el Olivo de YISRAEL.
Por supuesto, que hay quien no cree, sino en la evolución y en CHARLES DARWIN su profeta; a quienes como personas respeto su derecho a no creer. Aunque no dejaré de insistirles de la innegable existencia de YHWH ELOHAI (YAHWHE Di-s) aunque yo, nada soy sino un siervo inútil.
Pero volviendo a lo que me motiva a escribir lo presente. Esa voz interior me hacía reflexionar en la fuerza delas razones que tienen los YEHUDIM , para plantarse frente al último vestigio de lo que fuera el templo de SHLOMO, alargar su corazón hasta sus manos para tocar las piedras en un intento de tocar la presencia misma de ELOHAI (aunque no en un acto de idolatría auténtica), y expresarle sus dolores, sus angustias y sus esperanzas, y su confianza de ser oídos por EL ETERNO. Hay quienes ocupan inclinarse ante imágenes, trasgrediendo el mandamiento. YAHWEH tenga misericordia de todos (ellos y nosotros).
Los YEHUDIM, alargan sus manos hacia las piedras del templo; los idólatras tocan las imágenes hechas de metal, de yeso, o las reliquias. Los que confiamos en la salvación que es por la EMUNAH en YAHOSHUA, alargamos las manos y el corazón hacia HASHAMAIM (los cielos) entretanto YAHOSHUA extiende las suyas, y YAHWEH nos mira con misericordia (JESED) por los méritos de nuestro Salvador, y no por nuestras obras, pues no hay ningún mérito en ningún hombre, sino la sangre (DAM) de nuestro ADONAI, que fue derramada para remisión de pecados.
Cuánto ha rechazado la cristiandad a YISRAEL, cuánto se le ha echado en cara la infidelidad de YEHUDÁ, cuánto ha reprochado a los YEHUDIM el haber rechazado a HAMASHIAJ en la persona de YAHOSHUA, cuánto se les ha imputado Su muerte, cuánto se les ha recriminado su martirio, su humillación. Sin tomar en cuenta que todo eso estaba escrito, y que por todo ello, los GOYIM (todas las naciones no YEHUDIM) pudimos ser herederos de la promesa que es por EMUNAH. Cuántas lamentaciones se han acumulado por siglos y siglos, persecución, deportaciones, repudio, segregación, discriminación, e intentos de exterminio; que solamente YAHWEH ELOHIM ha podido frustrar.
Pero nosotros, los que en excelsitud nos autonombramos fieles creyentes en el Nombre: ¿No hemos cometido los mismos pecados que YISRAEL? ¿La iglesia cristiana no ha sido también una mujer adúltera? ¿No hemos fornicado debajo de todo árbol frondoso, y ofrecido fuego extraño? ¿No hemos pasado a nuestros hijos por el fuego?¿No hemos ofrecido la abominación de nuestras idolatrías, en lugar de ofrenda mecida y de olor grato? ¿No hemos cambiado los mandamientos de HAMASHIAJ, predicando falsos evangelios? ¿E individualmente acaso no, por mucho tiempo rechazamos a YAHOSHUA? ¿No hemos tenido en poco la sangre que nos redimió? ¿Acaso YAHOSHUA no tuvo que padecer por nuestros pecados también?¿No hemos torcido la justicia? ¿Por qué entonces hay quien supone que la JESED de ELOHAI se agotó para el pueblo de YISRAEL, y que la EKKLESIA vino a sustituirlo? ¿Es acaso mejor la EKKLESIA que YISRAEL? ¿No somos todos pobres y dignos de lástima? ¿No deberíamos todos humillarnos ante YAHWEH ELOHEINU, con la misma reverencia, con el mismo temblor, con la misma súplica, con la misma intensidad, con el mismo clamor y endecha, con la misma EMUNAH que los YEHUDI lo hacen al estar frente al Muro de las Lamentaciones? Y no solamente bailar de júbilo.
Dejemos de pedir por las cosas que ELOHAI sabe que necesitamos (por el sustento, por la salud física, por el alimento, por la vida) y menos aun por las cosas que nos atan a las riquezas del mundo. Dejemos de predicar el evangelio de la prosperidad, que nos hace más egocéntricos, cuando debiéramos centrar nuestras vidas den ser imitadores del MASHIAJ nuestro ADÓN y KOHEN HAGADOL, nuestro GOEL. Pidamos porque ELOHAI nos dé la vista y el oído, para que podamos discernir lo espiritual y acomodarlo a lo espiritual; que ya justificados por la DAM de YAHOSHUA, nos aparte para servirle (o como dicen los cristianos: nos santifique) y perfeccione SU obra por su RUAJ KADOSH (Espíritu Santo), que escriba su TORAH (instrucción) en nuestra mente y en nuestro corazón, para que entonces seamos aptos para toda buena obra que ÉL preparó desde antes, para que anduviéramos en ellas. Intercedamos por los que padecen necesidad, pero no nos limitemos tan solo en rogar, sino vayamos a ellos con la palabra de refrigerio, y con un buen trozo de pan qué compartirles. Volquemos nuestro corazón en amor perfecto, para que de nuestro interior corran ríos de agua viva. Y entonces las señales habrán de seguir a todo aquel que tenga EMUNAH. Y los que han de ser llamados, puedan venir a TESHUVAH (arrepentimiento), y ÉL los sane.
AMÉN VE AMÉN.

YA'AKOV

viernes, 1 de mayo de 2009

"No temáis a los que matan el cuerpo,..."

Seguramente has oído en las semanas recientes, acerca de la amenaza que representa para la humanidad, una de las criaturas más elementales y pequeñas que existen: Me refiero a una partícula viral llamada virus de Influenza porcina (recientemente denominada, influenza humana). Es increíble la manera en la cual una partícula que mide unas cuantas nanomicras, sea más poderosa y atemorizante para el hombre, a lo fuerte y firme que debiera ser una fe que tuviera el tamaño de un grano de mostaza, una semilla aproximadamente diez millones de veces más grande que el virus. Naciones enteras se han doblegado ante la amenaza de este virus; al extremo de habernos llevado a tomar providencias y precauciones que en muchos aspectos han repercutido en pérdidas económicas. Y me asombra una vez más la precisión de LA PALABRA DEL ALTÍSIMO:

"Y yo os digo, amigos míos: no temáis a los que matan el cuerpo, y después de esto no tienen nada más que puedan hacer." Lucas 12:4

Estamos volcados y atentos a toda información noticiosa que surge -en mucho confusa por lo limitado que es el conocimiento humano- azorados por lo contradictorio que nos resulta a la razón, que se hayan tomado tantas medidas preventivas ante un problema que por otra parte, nos dicen que no es tan relevante pues tiene cura, y su evolución la más de las veces es favorable. Cuando primero nos exponen cifras exponencialmente ascendentes y escandalosamente alarmantes, para luego reducirlas (virtualmente por decreto) a cantidades asombrosamente insignificantes, apoyándose en argumentos aparentemente lógicos, pero epidemiológicamente poco dignos de crédito. Cuando por otra parte analizamos que la mortandad imputada ronda el diez porciento de los pocos casos confirmados.

Esto ha traído un estado de aprensión constante en la mayoría de nosotros. Tema de todas las conversaciones, motivo para negar el saludo de manos y hasta los besos afectuosos, pretexto para andar por las calles cubiertos de boca y nariz como si las ciudades fueran un gigantesco quirófano, cerrando el acceso a sitios de concentración de personas, eventos públicos, y hasta cultos religiosos. Afectando transacciones comerciales, tránsito, turismo, y múltiples actividades sociales que han interrumpido o modificado sus inexorables -en circunstancias distintas- rutinas, y ritmos.

La mente humana tan compleja parece ser predecible ante situaciones de pánico, inseguridad individual y colectiva, la gente parece más receptiva a adoptar una postura reflexiva acerca del presente y del futuro inmediato. Somos proclives a buscar un oportuno y rotundo auxilio para salvar la vida; esa misma vida a la cual se le concede tan poca relevancia en el fragor de la cotidianidad. Pero también estamos susceptibles a confiarnos de toda información sea comprobable o no, sin reparar mucho en la fuente informativa. Cuando la información fluye con desmedida e inusual rapidez, cualquier rumor se acepta como una versión auténtica y veraz porque los sentidos están embotados por el miedo; el miedo paraliza el cuerpo, y obnubila la razón. Al igual que toda información de fuentes consideradas oficiales, se acepta sin cuestionamientos, -como si los sectores oficiales fueran dignos de credibilidad incondicional- como si nunca hubiéramos sido defraudado por aquellos que son responsables de la autoridad y gobierno, como si nunca hubieran hallado cabida las dudas razonables derivadas de las mentiras oficiales.

En efecto, confiar en la protección del ALTÍSIMO nos debe mover a ser prudentes y no temerarios, obedecer a la autoridad, es una recomendación que recibimos de SHAULO de parte de YHVH, y es parte del testimonio de todo discípulo prudente y piadoso. Pero no es lo mismo -si me permiten el mexicanismo- ser "borrego", que ser oveja; y por otra parte, el creyente maduro ha dejado de ser oveja, o "mujercilla" llevada de todo viento de doctrina. El discípulo maduro está obligado a ser analítico (dicho de otra forma: obligado a discernir los espíritus) no tan solo en lo que se refiere a la EMUNAH, sino en cuanto a lo que se refiere a la vida secular de la cual no está deslindado mientras viva en el mundo (sin ser del mundo).

Sin cerrar los ojos al mundo, este tiempo, es un tiempo coyuntural para instar a tiempo y fuera de tiempo al piadoso y al impío, al arrepentimiento, a TESHUVAH, reflexión profunda del estatus actual y de la consecuencia de un futuro alejado de ELOHIM, (sabes que prefiero las palabras en hebreo) a buscar la paz con ÉL, trabajando para el espíritu antes que para el cuerpo; de hacernos tesoros en el cielo, donde el ladrón no puede robar, ni el orín corrompe ni destruye. Pues antes que temer a un germen minúsculo que no me puede dañar sin que medie la VOLUNTAD DE DI-S, me es menester guardar mi integridad delante del ALTÍSIMO. Así LA PALABRA dada por ADONAI YAHOSHUA, transcrita por LUCAS, y citada arriba, se complementa de la Escritura que cito como colofón a este artículo:

"Pero yo os mostraré a quién debéis temer: temed al que, después de matar, tiene poder para arrojar al infierno; sí, os digo: a éste, ¡temed!" Lucas 12:5

SHALOM ALEIJEM