Nadie podría
sustraerse a la evidencia. Vivimos tiempos de gran progreso tecnológico y
científico. Grandes maravillas se descubren diariamente. Los Físicos están casi
seguros de haber descubierto el esquivo Bosón de Higgs. La noción de la
presencia de la Materia Obscura, y la Energía Obscura, están a punto de darle a
la Astrofísica nuevas explicaciones acerca del comportamiento del Cosmos. Se
han encontrado evidencias indirectas de la presencia de un gigantesco Agujero
Negro súper masivo en el centro mismo de la Vía Láctea, y se infiere que hay
multitud de agujeros negros esparcidos por todo el Cosmos. El CERN ha anunciado
que en los próximos días (esto lo escribo el día 3 de septiembre de 2015),
haciendo acopio de una enorme cantidad de energía, hará colisionar partículas
atómicas en un afán por descubrir los efectos de tal colisión, y entre la
comunidad científica y la colectividad lega, se siente temor por las consecuencias de dicho
experimento.
Las comunicaciones globales son cada día más complejas y tienen
mayores alcances. Pero, por otra
parte, también estamos viviendo tiempos difíciles y álgidos, tiempos de
disolución moral y social, de incredulidad y falta de marcos éticos que nos
indiquen una manera menos decadente y disgregante de vivir y convivir. Afrontamos la necesidad
de incluir a los grupos sociales y tribus urbanas, con sus costumbres extravagantes y fuera de
norma, y en creciente aumento en número e influencia social, con una juventud en desánimo, y con altos índices de suicidio. Enfrentamos
dilemas como quizá nunca antes en la Historia Humana. Dilemas tales, como los límites
para extender la vida con aparatos y dispositivos de soporte vital, o la
preservación de un cuerpo con el fin de trasplantar sus órganos, la eutanasia,
la legalización de sustancias adictivas (fuera del alcohol y el tabaco), la
legalización del aborto, la legalización de las "preferencias
sexuales", y del derecho a adopción por parte de parejas, digamos:
"no convencionales". Una era de liberalidad sexual, en la cual, la
orientación sexual se limita a enseñar a los adolescentes cómo colocarse un
condón o un diafragma o una espuma espermicida. O de plano, cuándo y cómo tomar
la píldora del día siguiente. Confundiendo así la sexualidad, con la
inconveniencia reproductiva fuera de momento oportuno, con el ejercicio del
coito y este, con el amor.
Una Era como antes
anoté, de grandes avances en las telecomunicaciones, que desgraciadamente está
sepultando a la comunicación personal, la cercanía del contacto humano, el
afecto y las verdaderas relaciones humanas, pues resulta más fácil escribir por
chat a una persona virtual un: "te estimo", a decirlo en persona y
sobre todo, es más fácil ignorar e inclusive insultar agresivamente a otro,
confiados en que no estamos a su alcance para que nos parta la cara de un
puñetazo.
¿A qué se debe toda
esta disolución social y debacle moral y ética? Simplemente, se debe a todos
nosotros. Podríamos analizar el problema, bien desde la cúspide de la pirámide
de poder, o bien desde la base de la masa social, y lo único que cambiaría, sería la proporción,
el grado de responsabilidad (o la irresponsabilidad de cada cual).
Instituciones y
gobiernos, ocupados en medrar a costa de la gran masa que representa el pueblo.
A costa de explotarlo, de legislar de manera tendenciosa y alevosa. A la habida
costumbre de los poderosos de manipular la verdad, de informar y desinformar (me
choca esta palabra, pero es práctica). De enajenar voluntades fomentando la
incultura, el consumismo, la frivolidad y el gusto por lo superfluo.
Esclavizando a la base trabajadora con bajos salarios y atropellando las leyes
que amparan al trabajador y sus derechos. Creando instituciones fraudulentas
para administrar las finanzas del vulgo. Fomentando el endeudamiento hasta para
adquirir los bienes básicos para la subsistencia. Ideando nuevas y
maquiavélicas fórmulas para imponer una nueva forma de esclavitud.
Las instituciones
religiosas, estimulando la imaginería supersticiosa del vulgo. Prohijando mitos
y cosmogonías fantásticas que tienen dos efectos: O bien sojuzgar a una prole
de feligreses, o bien engrosar las filas de aquellos individuos pensantes que se
consideran a sí mismos: agnósticos. Porque ante las evidencias de la Ciencia,
los mitos religiosos y cosmogonías, toman su verdadera dimensión de mitos.
Porque además, todos los sistemas religiosos y sectarios, por sus obras,
terminan por quedar en evidencia. Y sin embargo, Hay un Ser que es más grande
que todas las mentiras juntas, que se han contado acerca de El a lo largo de
Los Siglos, y a lo ancho de La Tierra, porque todo lo que vemos y lo que no
vemos, no es obra de la fortuita casualidad. Solo que a ese Ser, se le ha difamado desde que el hombre
dejó de ser un antropoide y algunos tipos listos inventaron la religión).
¿Y qué dijiste?
¡Todo, es culpa de los gobiernos, de los potentados y de las religiones y sus
parásitos depredadores! No, querido amigo, también tú y yo, y todos somos
responsables. El miserable porque ama su condición y vive de causar lástimas.
El Ignorante; porque ama su ignorancia y detesta todo intento por ponerlo en
contacto con el conocimiento y la verdad. El indolente, por permitir que las
cosas sigan su curso. El sucio porque es feliz con su inmundicia y la ama. El
promiscuo porque se contenta con su lascivia. El ladrón, porque encuentra
excusas para su latrocinio. El mentiroso, porque vive dichoso difamando. El
asesino, porque invierte su energía en fraguar su crimen. El culto, porque
satisface su egocentrismo haciendo sentir a los demás como si fueran bestias,
menospreciándolos. Los frívolos y los indiferentes, porque viven en la comodidad de su nicho social, preocupados más por las modas o lo snob,que de los temas sociales, de la hambruna y de la muerte. El hombre de negocios, porque lo único que le importa es cómo obtener más ganancias en metálico. El puritano, porque se siente "escogido",
irreprochable, impoluto y juez del resto del mundo. El holgazán, porque recibe
un salario sin devengarlo. El tramposo, porque desperdicia su ingenio
(admirable manifestación de su inteligencia) en urdir el siguiente timo. El
supersticioso, vive satisfecho sujetándose a sus fantasías. En fin, la lista
sería interminable. Y te aseguro, que todos estamos incluidos en al menos algún
rubro.
Sin embargo, hay
remedio para toda esta podredumbre: Comencemos por ser autocríticos y
proactivos, sinceros con nosotros mismos, con el prójimo, con la sociedad, y
principalmente con El Creador. Aun hay tiempo. Aun hay esperanza. No se
necesita ser profeta del Apocalipsis, inspirado sobrenaturalmente, para
predecir que el camino que llevamos es hacia el completo caos y quizá la
aniquilación. La Verdad, es la respuesta, y cada cual, tú y yo, somos
responsables de buscarla. La Verdad, está en nuestro interior, y es tiempo de
oírla y permitirle corregir nuestro rumbo. De otra forma, la vida de cada ser,
desde el principio del tiempo hasta hoy, habrá sido una pérdida total. Piensa,
éste es el único mundo conocido donde la vida haya florecido. Si somos producto
de la Naturaleza, habrá sido un lamentable desperdicio, una auténtica lástima
que la vida se extinga a causa nuestra. Y si es la obra de un Creador Divino y
Sobrenatural, entonces, no solo habrá sido una auténtica pena menospreciar su
obra, si no una completa blasfemia.
Shalom